Si buscamos en Google, "inventor del buscador" encontraremos miles de respuestas hablando de los buscadores de Internet más populares desde hace 25 años. En ninguno de los resultados encontraremos los nombres de los verdaderos pioneros, para ello debemos retroceder en el tiempo hasta otoño de 1963. En ese año de produjo la primera consulta conocida entre dos ordenadores separados por miles de kilómetros. Tal proeza técnica se produjo seis años antes de Arpanet, antes incluso de que apareciera un proto internet muy primitivo que con los años se convertiría en lo que hoy conocemos como Internet.

Incluso el mismísimo Charles Bourne, el ingeniero de investigación que construyó ese primer motor de búsqueda en línea con Leonard Chaitin, un programador de computadoras, se olvidó del extraño experimento durante aproximadamente tres décadas. "Simplemente no sabíamos en qué podría convertirse", dice Bourne, ahora con 87 años y una autoridad líder en la historia temprana de la recuperación automatizada de información.

Bourne y Chaitin lograron su gran avance en el Instituto de Investigación de Stanford en Menlo Park, California, con fondos de la Fuerza Aérea. En ese momento, la mayoría de los enfoques de recuperación de información eran físicos -por ejemplo, datos almacenados en tarjetas perforadas y clasificados por máquina-, pero la Guerra Fría exigía más eficiencia, y la Fuerza Aérea soñaba con revisar rápidamente su tesoro de información sobre tecnología soviética.

El programa del dúo fue diseñado para funcionar de la manera en que lo hace Google: un usuario podría buscar cualquier palabra en los archivos. Su base de datos consistía en solo siete notas que Bourne tipeó en cintas de papel perforadas y luego se almacenaron en cinta magnética. Chaitin había volado a Santa Mónica, a 350 millas de distancia, para ingresar los archivos en un ordenador militar. Desde un terminal de un gran ordenador y con una pantalla de solo 32 caracteres de ancho, enviaron una consulta de búsqueda; la pregunta precisa se pierde en la historia. La información se trasmitió por la línea telefónica, después de unos segundos, apareció la respuesta correcta. Bourne y Chaitin habían demostrado, por primera vez, que la búsqueda online era posible.