Ya es posible, han inventado el primer tejido que reconoce la presencia de Covid. Un producto completamente fabricado con fibra óptica, que se podrá utilizar para crear la máscara con biosensores capaces de reconocer y diagnosticar la presencia del virus y otros patógenos en 90 minutos. Se llama DreamLux y la responsable es la empresa italiana Samsara de Sant Angelo Lodigiano (Lodi). Una empresa textil con 65 años de historia, que actualmente cuenta con una veintena de empleados. Liderada por Tommaso Galbersanini, pertenece a la segunda generación de la familia de empresarios textiles, que en 2010 lanzó el nuevo material supertecnológico. Galbersanini patrocinó la investigación realizada por académicos del Instituto Wyss de Ingeniería de Inspiración Biológica de la Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

El sistema se controla con un botón de encendido y apagado en la prenda. En la versión estándar de DreamLux, la fibra óptica se inserta en 30 centímetros de tela para una altura de 3 metros. En la práctica, como señalaron los científicos que trabajaron en el proyecto internacional, todo un laboratorio de diagnóstico se ha reducido a un pequeño sensor sintético que funciona con cualquier máscara facial y combina la alta precisión de las pruebas moleculares con la rapidez y el bajo costo de las pruebas antigénicas. Por eso, para realizar el producto se necesita un trabajo delicado y preciso, tanto que serán los electrónicos, y no sastres, quienes cableen cada tela, unan las luces LED y las activen. Luego, los biosensores se incorporarán en batas de laboratorio para científicos que trabajan con materiales peligrosos o patógenos, batas para médicos y enfermeras o en uniformes de socorristas, y personal militar que pueden estar expuestos a patógenos.

"Todavía nos falta un último paso y luego entraremos en producción" - revela Federica Sissaz, Marketing Manager de la empresa Lodi -. Nuestro producto es innovador, que se suma a un largo recorrido en este sector que comenzó hace más de diez años. Para la empresa, las máscaras de alta tecnología son solo el último uso: a lo largo de los años, de hecho, con la misma tecnología se han producido prendas y accesorios, así como cojines, cortinas, manteles, corredores y paneles personalizados.