La muerte de Windows 7 se considera una gran oportunidad para el mundo Linux. La comunidad Linux espera que algunos de sus usuarios decidan dar el paso a Linux.

Desde el lado de Microsoft, se recomienda a los usuarios de Windows 7 que actualicen a Windows 10 o superior para que los nuevos dispositivos sean compatibles. Esta recomendación es un argumento a favor de Linux ya que es capaz de ejecutarse en dispositivos más antiguos. Paralelamente, se han realizado importantes esfuerzos para mejorar la facilidad de uso y la simplicidad de los grandes minoristas. Algunos incluso ofrecen entornos familiares para ayudar a los antiguos usuarios de Windows a dar el paso.

Windows domina el mundo del escritorio

Las últimas estadísticas de NetMarketshare lo confirman. A pesar de las muchas iniciativas para que los usuarios se pasen a Linux, la mayoría de los usuarios optan por permanecer en el universo de Microsoft.

En diciembre de 2019, Windows controlaba el 88.70% del mercado de PC de escritorio en comparación con el 1.51% para Linux. A finales de enero, nada ha cambiado. Windows representa el 88.14% y Linux 1.47%. El único entorno ganador es macOS, que sube lentamente de 9.15% a 9.74%.

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Estas cifras muestran que la muerte de Windows 7 no ha ayudado a cambiar la imagen de Linux entre el público en general. Peor aún, parece estar deteriorándose. Hace un año, Windows se estaba ejecutando en el 86.23% de los ordenadores de escritorio en comparación con el 2.45% para Linux. La desaparición de Windows 7 solo ha fortalecido la presencia de Windows.

Hay pocas posibilidades de que ocurra un cambio en los años venideros. Microsoft se mantiene solo sin competencia con un Windows 10 que constantemente gana importancia. Windows 8.1 dejará de actualizarse en 2023. Es poco probable que su desaparición tenga algún impacto. Hoy representa solo el 3% del mercado.