Qualcomm se prepara para presentar su próxima generación de SoCs de gama alta y parece que se centrará en el rendimiento gráfico, según se dice de los últimos rumores. El último rumor, parece sugerir que Snapdragon 898 (Snapdragon 8 Gen 1) debería tener una GPU Adreno 730 capaz de competir en igualdad de condiciones con el SoC A15 Bionic de Apple, utilizado en todos los iPhones de última generación.
Se comenta que el próximo Samsung SoC, el esperado Exynos 2200, debería tener una GPU AMD, por lo que las expectativas son muy altas, pero que parece no poder competir al mismo nivel que las otras dos propuestas debido posiblemente a la temperatura.
Las estimaciones sobre la potencia, no es el factor determinante en el entorno móvil. Eso sí, por un lado es cierto que el mercado está empezando a ofrecer títulos cada vez más exigentes en el apartado gráfico -como el Genshin Impact o incluso el nuevo PUBG: New State y Final Fantasy VII The First Soldier- por lo que se necesita una GPU capaz de satisfacer las exorbitantes demandas de cálculo de los títulos de última generación, pero por otro lado es igualmente cierto que lo que realmente importa es la capacidad de los nuevos SoC para mantener un determinado nivel de rendimiento a largo plazo.
Garantizar una experiencia de juego constante, sin bloqueos, es ciertamente más importante que la calidad gráfica por sí misma, especialmente si esto tiene un impacto extremadamente negativo tanto en el consumo como en el rendimiento. Por lo tanto, será interesante averiguar si el Snapdragon 8 Gen 1 podrá ofrecer un nivel óptimo de potencia incluso a largo plazo.
Ya sabemos que su competidor directo, A15 Bionic, no puede mantener su rendimiento máximo durante mucho tiempo, pero se mantiene en valores de rendimiento muy buenos. Por lo tanto, Apple, Qualcomm y Samsung deben apuntar a mejorar este aspecto de sus SoC, es decir, la sostenibilidad a largo plazo, para proporcionar nuevos niveles de potencia estables a lo largo del tiempo y no solo picos que solo son útiles para comparaciones en papel.
Por supuesto, esto no solo concierne al SoC -aunque su arquitectura y el proceso de producción son bases fundamentales por las que partir-, sino también a los sistemas de disipación adoptados por los distintos fabricantes, que ahora juegan un papel fundamental para garantizar la fiabilidad en el largo período.